Cada vez se me hace más ardua la tarea de imaginarme como percibo el rugir de las olas, la caricia del sol en mi piel y la sal en mis labios.
Se aleja poco a poco, sin pedir tan siquiera permiso (si, lo reconozco, hasta para eso soy quisquillosa).
La radio que acompañaba nuestras tareas culinarias de manera poco educada, interrumpiendo nuestros debates, nuestras risas o nuestros enfados.
El sonido de unas escaleras con constante tráfico.
O simplemente la mirada de unos padres que lo dieron y dan todo.
Eso es un minúsculo retazo de mi melancolía.
Hoy echo de menos mi casa.
xxx,
Tea.
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Thank you for writting me some comments,
I really appreciate it!:)
Tea.