miércoles, 22 de septiembre de 2010

su propia princesa.

Dormitaba en su colchón de dolencias. La mano en el pecho, no fuese que de obsolescencia se le fuera a escapar el corazón.




Pronunciaba una sarta de palabritas (o más bien palabrotas) encadenadas a una serie de suspiros intermitentes que sin pudor aspiraban el alma.
El color de su piel, normalmente blanquecino, se tornaba ahora azuláceo, finalmente gorgoña. Gorgoña sangre de tantos homicidios como ilusiones había relegado a los confines de los posos de su taza de café.Sobrevivía, respiraba y comía, químicamente por lo tanto, aún existía.



Había sido la princesa de un castillo en ruinas,
de un caballero perdido entre los mapas de tabernas.






A una semana escasa de haber comenzado mi segundo año, ya se me acumulan las sentencias bíblicas encima de la mesa. En el suelo ya no hay desparramadas cartas, ni toallas, sólo códigos, leyes y manuales.
Tea ha vuelto a la Uni, con más resignación que ganas ha dicho adiós a la vaguería.



xxx,
Tea.

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Thank you for writting me some comments,
I really appreciate it!:)

Tea.