jueves, 28 de octubre de 2010

de vuelta tras la petición de alguien que poco o nada es indiferente para mí.






Y cuando volví a entrar en nuestro bar, ese bar de los
lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábados
(dejemos el domingo para guardar) de verano,
yo fui la oleada de nostalgia, preludio
de un maremoto de tristeza que acontecería
a posteriori.
Todas las miradas se desviaron hacía los visillos
de una puerta que permaneció muda. Todos esperaban
verte entrar (quizá no con entusiamo, quizá no por cariño, más bien
por costumbre) pero, tu no estabas allí. Ni siquiera aguardabas
en la calle, cerveza en mano, sonrisa traviesa y el brillo
de unos ojos que parecían reirse de mis
constantes cabreos. Ni siquiera tenía constancia si permanecías
a esos odiosos cientos de kilómetros, que tan detestables
me parecían antaño, luego comprendí y experimenté
que eran preferibles y más llevaderos
los límites espaciales temporales, que los
límites temporales ampliados al infinito.
Y esto es fruto de una reflexión matinal de las siete cuarenta y cinco en el letargo
mental, pero parece que los sentimientos nunca se duermen,
acompañada del frío y a la espera de una amiga rumbo
a emprender una nueva rutina escolar.





(un aniversario triste el de este texto pero, ..., no se puede negar que esa fue mi realidad)





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Thank you for writting me some comments,
I really appreciate it!:)

Tea.